La ingesta de golosinas, caramelos y helados debería estar limitada tanto en los niños con diabetes, como en los niños que no la tienen.
Por tanto, es importante que nunca se ponga la diabetes como pretexto para no permitir a los niños tomar estos alimentos, sino que conviene explicarles que su ingesta puede producir caries en los dientes, aportar calorías a costa de grasas saturadas y conllevar un aumento rápido de peso.
Se pueden comer algunos caramelos o helados pero pensando cuándo y cómo se van a comer para que la glucosa en sangre no se altere.
Por ejemplo, en el caso de comer caramelos y sorbetes se debería medir la glucosa a la media hora de haberlos comido, si la ingesta es de helado o tableta de chocolate, la medición de glucosa se debe hacer a la hora u hora
y media, y si se comen patatas fritas se hará a las dos o tres horas de la ingesta. Cuando se consumen estos alimentos hay que corregir las cifras de glucemia en sangre ajustando la dosis de insulina a la cantidad de alimento ingerida y según las glucemias previas.
Si se consumen sorbetes o helados de agua o caramelos que contienen azúcar de acción rápida sería necesario administrar la insulina de acción rápida treinta minutos antes de comerlos, a veces la insulina de acción ultrarrápida es más efectiva cuando se ingieren estos alimentos. Si se consume chocolate o helado hecho con leche se puede administrar la insulina justo antes de consumirlos.
Otra opción es tomar estos alimentos con la merienda, sustituyendo alguna ración de carbohidratos (sobre todo los que contienen azúcar de absorción rápida). En este caso la merienda debe tener grasa y/o fibra para que la absorción sea más lenta. Para controlar la glucemia es necesario hacer controles antes y después de tomar estos alimentos para asegurar la corrección de la hiperglucemia postpandrial.
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